La tarde se impregnada del color del asfalto.
Las calles inundadas de soledad,
con mil personas, sobre ella caminando.
Los ojos deambulaban indiferentes,
las miradas sepultadas en recuerdos.
Las alegrías en un cajón,
dibujadas sobre hojas amarillas,
a punto de viajar de la mano con el viento.
Los besos perdidos en fotos que esquivan al recuerdo.
Las caricias, aniquiladas de todo diccionario
Y sin embargo algunos optimistas
dándole color a la vida.
Hablando de cursilerías
cuando el llanto y la angustia invaden.
Y sin embargo algunos exploradores
buscan al amor en cada esquina
Y sin embargo los alquimista
buscando la mezcla en ellas
entre la física y la química.
Y algunos idiotas llorando;
recordando, sufriendo, angustiados,
resignados, sabiendo que el pasado
en nuestras espaldas ha quedado.
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