Mis parpados ceden,
y lentamente caen oscureciendo el día.
Mi interior esta vacío,
lo llena un recuerdo.
Un escalofrió acompaña a tu imagen
una puñalada acierta tu nombre en mi alma.
Un abismo se presenta,
tu estas al otro lado,
como a mi mismo demostrando
lo inalcanzable que te has transformado.
Todos los días tienen este segundo,
que aniquila mis ánimos enteros.
Que oscurecen mis ojos y dejan caer
poco a poco una lagrima salada
de desconsuelo.
Quizás ahora entiendas, que verte o no verte
es el mismo sufrimiento eterno.
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