Inconcientemente percibo en mis ojos
la inoportuna imagen que tu cuerpo me brinda.
Allí estas tú hablándome, dándome lecciones de vida.
Diciendo que el adiós es lo mejor cuando el desgaste
llega a nuestras vidas.
Mis ojos humedecidos se cierran,
pero tu voz sigue retumbando y haciendo añicos
junto a los lindos recuerdos
a mi corazón, que entre decepciones ya bastante roto se encuentra.
Y sigues hablando, pero ya el alrededor ha muerto en tus manos
el mundo como lo veía gracias a vos se ha derrumbado
El sentido mismo se ha suicidado
Mi ser ya no encuentra refugio donde recuperarse
y encontrar las respuestas del ``por qué me dejaste ´´.
No comprendo cómo piensas, cómo no te das cuenta
de lo que dices es lo que me ensangrienta.
Que la tortura es mirar a tu espalda,
tan inalcanzable alejándose de mí,
arrastrando tras de sí
mentiras, engaños, y sobre todo el corazón
de este pobre infeliz,
que hoy sufre sin tenerte a su lado
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